LA ACOGIDA: PARTE DE LA ATENCIÓN PERSONALIZADA QUE ENCONTRAMOS LOS PADRES DE FAMILIA EN EL IMC
Acoger es una palabra sencilla que encierra un gran significado y que representa la primera experiencia de amor en la vida, gracias al recibimiento que nos dan nuestros padres al nacer.
La familia representa el ambiente natural en donde vivimos esa acogida con amor, apoyo y con la interacción que nos damos unos a otros. Así es como aprendemos que al dejar entrar a los demás a nuestra vida, se nos presenta una oportunidad de enriquecerla y que también, al aportar aquello con lo que hemos sido beneficiados, participamos en el crecimiento y desarrollo de nuestro prójimo y la sociedad.
¡Qué importante es recibir ese acompañamiento cuando te enfrentas a experiencias como un nuevo trabajo, un cambio de país o al llegar a una escuela nueva!
Sin duda, como familia de nuevo ingreso en el Instituto Miguel de Cervantes Puebla, hemos encontrado esa apertura, ese recibimiento fraterno que te hace sentir desde que entras al colegio, que ya formas parte de la comunidad.
No en vano el IMC dice que la escuela activa no es solo un método ¡sino un espíritu!
También son parte de la acogida que te da la escuela: el saludo que cruzas con las personas, la belleza de los jardines, la limpieza y el orden, la disposición en cada maestro y en todas las personas que ahí laboran así como en los demás padres de familia. Y todo esto verdaderamente logra crear ese clima cálido y confortable, necesario para el aprendizaje y educación integral de nuestros hijos.
Como madre de familia, estoy muy agradecida con el IMC por la atención y compromiso que tiene hacia los alumnos que forman su comunidad, porque los jóvenes realmente aprenden a aprender, conocen lo que es la libertad con responsabilidad y en realidad, se nota que la acogida es una actitud de acompañamiento personalizado que continúa en todo momento.
No solo se trata de conocimientos académicos, sino de un método con valores así como de un sentido de compromiso y trascendencia.
Aquel que te acoge con amor y con disposición, te encaminará para que te sientas seguro y capaz de hacer lo que te corresponde.
Acoger es una manifestación tan grande del amor, porque significa desprenderte un poco de ti para entrar en el otro, para darte al otro y me parece que nuestra escuela católica es un lugar ideal para desarrollar en los demás esa donación a la que todos estamos llamados.
Más allá de las palabras, la acogida es una actitud. El maestro acoge cuando ha dispuesto todo lo necesario para que sus alumnos puedan realizar sus trabajos, cuando es capaz de anticipar si alguno ha pasado un mal momento, cuando ha preparado su clase, cuando acepta las opiniones de todos y corrige cuando es necesario.
Y a su vez, los alumnos aprenden a acoger cuando ayudan a aquel que se siente solo, al que no tiene con quien jugar en el receso, cuando le explican al compañero que no entiende algún tema.
Los padres de familia también lo hacemos cuando participamos en las actividades de nuestros hijos, cuando celebramos sus logros, los acompañamos en sus dificultades, etc.
Y es que finalmente, la acogida es un modo de ser, parte de ese trabajo personal constante que nos enseña el método Pierre Faure, de nuestro Instituto Miguel de Cervantes Puebla.
Adriana Kasusky Chavero