LA EDUCACIÓN PRIVADA EN MÉXICO III
Educar para una nueva sociedad.
A pesar de las dificultades sociales y las tentaciones que las instituciones de educación privada pueden afrontar, en el último documento del Episcopado Mexicano sobre la educación se afirma con claridad:
Todas las instituciones de particulares, indudablemente, colaboran de manera significativa en la construcción del bien común y realizan subsidiaria y legítimamente una tarea que en principio le corresponde al Estado. No debe parecer extraño el que las escuelas privadas sean valoradas entre las instituciones que generan más beneficios públicos a México[1]. El documento señala una gran cantidad de aspectos a tener en cuenta, me referiré solamente a dos: educar a la persona y educar para la comunidad.
Educar a la persona.
Es necesario educar en la pregunta por el sentido de las cosas, es decir, aprender a pensar, a ser críticos y no sólo a cumplir determinados objetivos; a aprender a cuestionarse cuáles son las razones que contribuyen a la realización de la persona así como de quienes la rodean, descubriendo su auténtica dignidad y su vocación de servicio en la sociedad.
Es necesario educar en la pregunta por el sentido de las cosas, es decir, aprender a pensar, a ser críticos y no sólo a cumplir determinados objetivos; a aprender a cuestionarse cuáles son las razones que contribuyen a la realización de la persona así como de quienes la rodean, descubriendo su auténtica dignidad y su vocación de servicio en la sociedad.
Educar personas significa aceptar el reto de educar en la libertad y conocer tanto sus riesgos como sus bondades, que siempre serán muchas más… La persona auténticamente libre contribuye al crecimiento de las estructuras sociales en las cuales es protagonista: familia, escuela, empresa y sociedad en general.
Los maestros y los padres de familia, son colaboradores insustituibles en el proceso educativo, querer educar sin que los maestros y los padres de familia busquen seguir aprendiendo, en su tarea y responsabilidad educativa, significa condenar a los niños y adolescentes a caminar solos en su desarrollo y crecimiento; hoy la soledad es una de las causas mayores de suicidio entre adolescentes. Un colegio que no se percibe así mismo como una comunidad de educadores y educandos, está condenado, al mediano plazo a la mediocridad, a la instrucción carente de formación, a la acumulación de información erudita, sin sabiduría, consignando a la sociedad individuos incompletos, carentes de personalidad íntegra y autónoma, individualismo que no contribuye al bien social.
Educar para la comunidad.
México en este momento siente la necesidad de un sistema educativo más comunitario, más creativo y correspondiente con las necesidades específicas de cada localidad y con sus creencias, modelado más por la sociedad que por el Estado[3].
La escuela privada tiene la gran ventaja de poder convocar a los alumnos, a los maestros y a los propios padres de familia, a la gran aventura de educarse como personas, en procesos de formación y capacitación según las diversas responsabilidades de cada uno de estos grupos, que constituyen la comunidad educativa de un colegio.
Los sistemas educativos activos ponen mayor relevancia en el desarrollo de las capacidades y habilidades del sujeto, buscan desarrollar su creatividad y motivar el aprendizaje activo y metódico. Sin embargo, este desarrollo de la creatividad del sujeto debe complementarse con la conciencia comunitaria del alumno. Si hemos dicho, hace un momento, que es necesario formar a la persona, también es indispensable enseñarle a vivir en comunidad y para la comunidad. Desarrollar el sentido comunitario es indispensable para encontrar la complementariedad de las habilidades personales.
[1] Conferencia del Episcopado Mexicano. Educar para una Nueva Sociedad, Reflexiones y orientaciones sobre la Educación en México, no. 19, Ediciones CEM, 2012
[2] Ibid, no. 18
[3] Ibid no. 20